Salvado el primer tramo en cuesta, el caminante llega al Alto del Guijarral desde donde percibe la bella estampa de San Esteban de la Sierra, el monte del Castañar a su espalda y en la margen derecha del río Alagón el oscuro monte del Cancho y el abancalado Tiriñuelo. Al fondo el cordal montañoso que culmina en la Peña de Francia.
Desde aquí un tramo suave de camino y posterior repecho nos introduce de lleno en el pago de Bajenoso, otrora intensamente explotado desde los Callejones hasta el Risco de la Dehesa. La impronta humana es perceptible en los cientos de paredones (bancales) que jalonan este territorio en el que los afloramientos berroqueños y áreas de matorral marcan la discontinuidad con los antiguos cultivos. Entre terrazas arruinadas los lagares rupestres son la huella de una forma de vida muy lejana en el tiempo que tuvo momentos de esplendor en los países ribereños del Mediterráneo.
Mapa interactivo
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